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Gabriel Piconero - VinculoPyme

Del desierto a la plenitud

Por Epi Amiguet

Una innovadora manera de desarrollar las herramientas del coaching, aprendiendo a liderarse a uno mismo para liderar equipos, y a alcanzar los sueños personales y profesionales.

Cae la tarde sobre el desierto de Merzouga, y un grupo de 14 personas forman un círculo compacto a los pies de una gran duna, mientras el sol inicia su ocaso. «Este curso, a algunos, os cambiará la vida -anuncia con voz pausada y serena, pura convicción, la coach Núria Aymerich-. Habéis venido aquí en busca de las herramientas que os ayuden en la consecución de vuestros objetivos profesionales. Pero nadie puede liderar a los demás si no ha aprendido primero a liderarse a sí mismo. A conocerse a sí mismo. Maru y yo os vamos a ayudar en este proceso, porque, como coaches, tenemos las preguntas. Pero, recordad, sólo vosotros tenéis las respuestas».

Conócete a ti mismo, la inscripción esculpida por los siete sabios en el templo de Apolo de Delfos, es una constante en el pensamiento clásico griego, que se ha mantenido vigente a lo largo de la historia de la filosofía, aunque quizá quien mejor la personificase fuera Sócrates y su método de la mayéutica, para conseguir que cada cual pariese las ideas que llevaba dentro por medio de las preguntas precisas.

El cliente ha de pasar por varias etapas previas como es la identificación de sus puntos fuertes y, especialmente, de sus miedos en los que consciente o inconscientemente se escuda para no desarrollar todo su potencial

El coaching actual proviene de gurús estadounidenses como Thomas Leonard o John Whitmore quienes, en la década de los ochenta, se dieron cuenta de que este método, en principio utilizado en el mundo del deporte, se podía aplicar con igual éxito en diferentes aspectos de nuestras vidas, desde una simple administrativa en paro al estresado ejecutivo de una gran multinacional con miles de empleados. No hace falta tener graves problemas; basta con desear mejorar situaciones personales o profesionales; realizar proyectos concretos o encaminarse hacia los grandes sueños.

Eso sí, para que no haya ni el menor asomo de duda, «el coaching no es una terapia o ayuda psicológica -remarcan los apuntes que se reparten al principio de un curso-. Un cliente no tiene nunca nada roto o estropeado que tenga que arreglar: todos somos, por naturaleza, personas creativas, completas y llenas de recursos».

Por lo tanto, el papel del coach es simplemente ayudar a que cada uno encuentre la manera de sacar mayor partido de sus habilidades, concretar objetivos y fijarse los plazos para cumplirlos, a través de las preguntas adecuadas. Todo ello, sin juzgar, aconsejar o manipular.

¿Y qué tipo de preguntas son?: cuestiones tan potentes, incontrovertibles e ineludibles como «¿Qué quieres realmente en esta vida?, ¿qué te impide hacerlo?, ¿cuándo empezarás?».

Huelga decir que no resulta un proceso rápido ni sencillo, y que el cliente ha de pasar por varias etapas previas como es la identificación de sus puntos fuertes, y especialmente, de sus miedos (los denominados gremlins) en los que consciente o inconscientemente se escuda para no desarrollar todo su potencial. Un capítulo fundamental también es la identificación de sus valores personales, que nunca hay que confundir con dogmas o principios morales. El cliente ha de poder definir claramente estos valores propios -que normalmente resultan universales, como el respeto a los que te rodean, la honestidad, la sinceridad...-, porque, de no vivir en equilibrio con ellos, y por tanto, con nosotros mismos, lo que desgraciadamente ocurre las más de las veces, es cuando surgen la mayoría de las situaciones de depresión, estrés o puro hastío existencial.

Viéndose reflejados los unos en los otros, se consigue mucho más rápidamente un proceso ya no de formación o aprendizaje, sino de auténtica transformación personal

Éstas son las bases para que el coach pueda empezar a ayudar al cliente a que éste decida claramente cuáles serán los pasos que quiere seguir en su camino hacia la plenitud; o, en otras palabras, y aunque pueda sonar algo naif así expresarlo: hacia una vida más feliz.

Un ‘coaching' innovador y para innovar

Hasta aquí, todos estos aspectos, mejor o peor desarrollados según el coach que nos toque, son los que podríamos encontrar en cualquier curso de los que empiezan a proliferar en nuestro país. ¿Qué tiene de innovador el curso «El coaching en la función directiva» que imparte el ESEC Coaching & Leadership Institut?

«Que yo sepa, nadie había reunido a grupos heterogéneos para embarcarlos en una experiencia conjunta de coaching durante seis días en el desierto», afirma Núria Aymerich, socia fundadora del ESEC, centro de formación empresarial con sede en Sabadell (Barcelona) con más de 25 años de experiencia en el sector, y una de las pioneras en nuestro país en contar con el reconocimiento de la International Coaching Federation (ICF) como Accredited Certification Coach.

«Concentrados en un espacio físico con una energía innegable como es el desierto y viéndose reflejados los unos en los otros, se consigue mucho más rápidamente un proceso ya no de formación o aprendizaje, sino de auténtica transformación personal», añade.

Habitualmente, el coaching es personalizado o, a lo sumo, en equipos de una misma empresa. Con esta metodología de coaching en grupo entre personas que no se conocen, se logra una mayor interactuación entre ellos de manera que aprenden in situ cómo utilizar las herramientas para forjar la cohesión de un equipo. «Se potencia al máximo la creatividad y la capacidad de innovación de los clientes, para que éstos puedan trasladarlas luego a sus empresas», apunta Aymerich.

En síntesis, al mismo tiempo que se aprende a superar inseguridades propias para romper con viejas estructuras y procesos de trabajo basados únicamente en las jerarquías, el sueldo o el miedo, también se aprende a coordinar y motivar a equipos en torno a valores compartidos por todos sus miembros. Una cuestión clave para todos aquéllos que deseen liderar o trabajar en una organización innovadora.

Desde que hace dos años empezaran los cursos en el desierto, Núria Aymerich siempre los ha codirigido con Maru Sarasola, coach y consultora profesional formada en coaching y liderazgo en el Coaching Training Institute (CTI), y con muchos años de experiencia trabajando con distintas organizaciones del País Vasco, donde actualmente reside. Juntas forman un tándem inusitadamente compenetrado que se releva con una sincronía absoluta en la palabra hasta sonar como una única voz en el desierto. Aunque nadie puede sustraerse del magnetismo que ejercen cuando desempeñan su papel de coaches, saben reservarlo únicamente para las sesiones. En cuanto cada una de éstas finaliza, vuelven a ser unas entrañables compañeras de grupo, que no dudan en reconocer lo que les cuesta tener bajo control a sus propios gremlins.

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